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  • Foto del escritorJoanna Ruvalcaba

Salto cuántico

No estoy loca. Sé que lo que digo es incomprensible y entiendo que algunos duden, pero yo no.

Sé lo que vi y lo que siento. Sé que nada volverá a ser como antes.

Fue hace un par de años. La Tierra se cimbró de una manera inexplicable y solo algunos pudimos percibirlo con claridad. Yo estaba de compras con mis hermanas. Ellas se estaban probando unos pantalones mientras yo buscaba la manera de llevarme unos zapatos que claramente no me quedaban, usara la talla que usara. De repente, todo se pasmó de un modo inexplicable. No es realmente como si el mundo se hubiera detenido, sino como si yo, por un momento, saliera de él. Yo estaba todavía en la tienda de ropa, pero ya no era la misma. Había varios espejos a mi alrededor y recuerdo haberme visto en ellos. En cada uno estaba mi rostro estupefacto, tratando de entender lo que sucedía.

Las vi, eran yo misma, y sin embargo, vi en sus ojos que no era exactamente yo. Pude ver una ceja ligeramente más alzada, una barbilla más gruesa, una actitud ligeramente más dulce... No me creen, pero es verdad. Esas no eran yo. Era mi rostro, mi edad, mi situación. De alguna manera, claro que era yo, pero eran imágenes mías que mi cerebro no reconocía como parte mía. Algo en esos ojos, en esos cuerpos. Eran diferencias imperceptibles, como cuando se ve una fotografía de hace poco tiempo o cuando uno se corta muy poco el cabello. Eran diferencias que solo yo podría haber notado, porque eran una cuestión casi del subconsciente. Sé lo que vi. Sé que lo que sentí y el sentimiento que reflejaron esos rostros parecidos. Ella también estaban entendiendo lo mismo que yo.

El efecto o fenómeno, como quieran llamarlo, duró apenas unos segundos. EL mundo volvió a la normalidad antes de que yo pudiera procesar lo que acababa de ver. La gente se movía con normalidad y nadie parecía haber vivido lo que yo. Mi hermana regresó a comentarme algo sobre que podría usar plantillas para mis zapatos, pero yo no podía oírla. Me preguntó dos veces si estaba bien.

“¿Lo notaste?” Le pregunté. Ella, por supuesto, no tenía idea de lo que yo hablaba. Nadie.

Lo dejé pasar por el momento, pero no dejé de pensar y de rememorar cada detalle cuando estaba a solas. Fue algo increíble. Estoy segura de que vi algo real, pero no supe lo que significa, sino hasta que vi un documental extraño, a medianoche, de esos que nadie ve, porque son demasiado fantasiosos. Ahí explicaban como aquel día específico había fallado un experimento en el norte de Europa Oriental. No hay pruebas de que haya existido la investigación, pero se han filtrado informaciones, nombres, y sobre todo... notas de los resultados desastrosos. Era un experimento cuántico que involucra fuerzas mucho más allá de la comprensión de una terrena como yo, que apenas estudié una licenciatura. Eran cosas complejas sobre la física cuando raya en los terrenos de la magia. Ciencia Ficción. Nadie debería ver esos programas en la madrugada, pero yo estaba absorta. Entrevistaron a res personas que aseguraban haber percibido aquel salto cuántico y habían visto cosas increíbles, de las que no podían hablar con nadie sin ser vistos como lunáticos. Me identifiqué al instante y absorbí cada palabra como si fuera un elixir, un bálsamo que me calmaba y me alteraba al mismo tiempo.

Desde aquel día, no volví a sentirme la misma. Estaba segura de que algo en mí había cambiado. Incluso apareció un lunar en mi barbilla que estoy segura de no haber tenido nunca. Mis hermanas me miraron preocupadas cuando lo comenté. Según ellas, siempre lo he tenido, es como una marca personal. Lo observé bien y no lo recuerdo. Incluso recuerdo el día que me pinté uno arriba de los labios porque una amiga decía que es muy francés. Ese día habría dicho algo del que supuestamente siempre he tenido. ¿No?

Busqué en todas las fotos que pude y sí, al parecer siempre he sido así. Me he mirado mil veces al espejo y creo ver algunas diferencias, algunos rasgos que mi mente etiqueta inmediatamente de “otro”. Una ceja ligeramente más levantada, un brillo en la mirada que no me pertenece.

Busqué el documental por todo internet y terminé comprándoselo a un tipo extraño en internet. Lo revisé completo y parte por parte hasta que encontré la terrible respuesta. Una de las teorías, es que toda nuestra realidad dio un saltito cuántico, una nada, y nos pegamos con otras versiones de nuestra realidad. Nos fundimos en una. Es una nada que la gente no puede notar y que, sin embargo, algunos reconocemos con claridad cada vez que nos miramos al espejo.

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